La meditación es una técnica milenaria, que ayuda a la mente a encontrar el bienestar a través de la concentración, en el «aquí y el ahora». Centrar nuestro pensamiento -evadiéndonos del exterior- no es fácil, por ello debemos desarrollar un sencillo ritual como base para nuestra iniciación. El verano es una estación perfecta para meditar, tenemos más tiempo libre y estamos más relajados y receptivos a disfrutar de nuevas experiencias.
Tener un control sobre nuestras emociones y saber canalizarlas, es la clave de la meditación: estrés, ansiedad, miedo…Se trata de un entrenamiento mental, para gestionar y modificar sentimientos negativos sustituyéndolos por los positivos. Practicar la meditación aporta muchos beneficios personales, sociales e incluso neurológicos: disminución del estrés, incremento de la autoestima, estabilidad emocional, aumento del optimismo ante la vida y los problemas, etc.
Números estudios certifican los beneficios de la meditación. Destaca un estudio de la Universidad de Harvard publicado en 2017 en el que se concluyó que las personas que practican esta técnica son más felices, porque son más empáticas, generosas y altruistas.
Consejos básicos para la práctica de la meditación:
1.- Encuentra un lugar tranquilo.
Es necesario disponer de un espacio donde no seamos molestados, para practicar la meditación. Puede ser en el interior de una casa (en zonas tranquilas como el dormitorio) o en el exterior (áreas amplias en la playa, montaña…)
2.- Adopta una postura cómoda:
El cuerpo debe estar relajado, pero erguido. Para empezar, te recomendamos practicar las más básicas:
Loto (Padmasana)
La posición de loto es la asana o postura de meditación más conocido. Consiste en sentarse con las piernas cruzadas, cada pie ubicado encima del muslo opuesto. Gracias a esta posición del cuerpo, mejorarás la respiración y la estabilidad física.
Árbol (Vriksasana)
Ponte de pie, eleva un pie (apoya la planta del pie en el muslo o en la pantorrilla) y lleva las manos al pecho. Para mantener el equilibrio fija tu mirada en un punto estático. Esta postura mejora la capacidad de concentración y aumenta nuestra energía.
El Niño (Balasana)
Nos colocamos de rodillas en el suelo, sentados sobre los talones. Los dedos pulgares de los pies deben mantenerse juntos y las rodillas deben estar separadas aproximadamente el ancho de nuestras caderas. Mientras soltamos el aire, inclinamos nuestra espalda hasta llegar al suelo con nuestra frente, que queda apoyada en el mismo. Los brazos se colocan a ambos lados del cuerpo y hacia atrás. Esta posición aporta calma y relajación máxima.
3. Medita todos los días
Recomendamos dedicar 15 minutos a la meditación todos los días. Así entrenamos nuestra menta creando un hábito que favorecerá esta práctica milenaria.
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Agradecimiento Fuentes:
psicologíaymente.com
elpais.com
Agradecimiento imágenes:
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